El Parque Raimondi se encuentra a la altura de cuadra 1 del Malecón Cisneros. El Parque Raimondi fue reinaugurado el 2005 despues de un gran inversión en su infraestructura y áreas verdes. Con este parque, la Municipalidad de Miraflores ganó el Concurso de Parques y Jardines en el 2006, debido al valor ecológico del parque y a los beneficios que este origina en los vecinos. Actualmente, este parque tiene una extensión de 36 mil metros cuadrados. Cuenta con un laberinto formado por arbustos, un bosque de pinos, una pileta iluminada, seis miradores con vista al mar, tres mini gimnasios, juegos infantiles y está rodeado por veredas y ciclovías debidamente delimitadas.
En la parte sur del parque se encuentra el "parapuerto", una área del parque destinada exclusivamente a la práctica de parapente y ala delta. A diferencia del resto del parque, en esta zona, el muro que rodea el filo del acantilado, y que protege a los peatones distraídos de una caída por el acantilado, se sitúa a varias decena de metros lejos de filo del barranco. Esto para que sea posible despegar y aterrizar en parapente con toda seguridad y comodidad sin tener que pasar por un muro de un metro de alto antes de tomar vuelo.
El diseño original de la remodelación del parque no contemplaba estas características, pero, afortunadamente, la Municipalidad de Miraflores coordinó con los pilotos de parapente y ala delta las modificaciones pertinentes en el diseño del parque para que sea posible la práctica de estos deportes, dando como resultado la reubicación del muro, de un mirador y del bosque de pinos, que inicialmente iba a ser plantado muy cerca del Parapuerto, lo que hubiese complicado muchísimo los aterrizajes.
Mucho años antes de la remodelación del Parque Raimondi, los pilotos de parapente teníamos que sortear una serie de obstaculos para poder volar en esta zona. Primero, no habia cesped para poder extender el parapente y prepararlo, en su lugar habia una cancha de fulbito de concreto bastante áspera y empolvada. Esta cancha era un mal lugar para despegar, pero mucho peor lugar era para tener un mal aterrizaje. Otro problema era la cerca de madera que bordeba el filo del acantilado, para poder despegar había dos opciones: Hacer un gran salto y pasar por encima justo antes de despegar o pasar caminando por una angosta abertura en la cerca. Ambas opciones representaban peligros, si se optaba por saltar, uno se podía quedar con medio cuerpo afuera del parque y medio cuerpo adentro, lo que era muy doloroso; por otro lado, si se elegía pasar caminando por la abertura de la cerca con el parapente inflado, el paracaidas de reserva, situado en la parte trasera del arnés, podía quedar enganchado en la cerca, lo que podía abrirlo en pleno vuelo y el piloto quedaría a la deriba del viento. Otro obstáculo era un enorme medidor de energía eléctrica de concreto de un metro y medio de alto ubicado justo en el medio del despegue al filo del acantilado que, además de estorbar en el despegue y aterrizaje, vibraba y sonaba por la electricidad que pasaba por él. Por último, como no habia nada que delimitara la zona de vuelo con el resto del parque, los fines de semana, se formaba un inmenso muro humano, situado al borde de la ladera, constituido por curiosos que, pese a las advertencias, querían ver más de cerca los parapente.
Afortunadamente, con la remodelación del parque, todos estos problemas fueron resueltos: Se planto cesped, se romovio el medidor eléctrico y la cerca de madera, y se construyó un muro de concreto que limita la zona del parapente del resto del parque. Sin embargo, habemos pilotos que extrañamos un poco estos obstáculos. Algunos solíamos pararnos por breves minutos en la cerca de madera y el medidor eléctrico justo antes de despegar o al momento de aterrizar, también espantabamos a los curiosos acumulados en el filo de la ladera, haciendo maniobras radicales para pasarles muy cerca a grandes velocidades. Pero en fin, ahora es una zona de vuelos muy segura, apta para todos, perfecta para la enseñanza del parapente y para brindar paseos biplaza al público que quiera experimentar el vuelo libre.